Lee mi carta a los ancianos y dales mi amor, y dile a mis hermanos que siempre se fijen en la oración, y que cuando venga la buena y gran nave de Sión, que estén listos para subir a bordo.
No puedes vivir tu vida culpando de tus fracasos a tus padres y lo que hicieron o no hicieron por ti. Se te han dado las cartas que se te han dado. Me di cuenta de que era una pérdida de tiempo estar enojado con mis padres y sentir pena por mí mismo.