El excedente de la riqueza es un fideicomiso sagrado sobre el que su poseedor está obligado a administrar durante toda su vida por el bien de la comunidad.
En este mundo peligroso en que vivimos, donde el odio y la violencia y los desastres naturales a veces chocan para casi abrumarnos, cada uno de nosotros puede ayudar de alguna manera.
Tolerar el mal conduce solamente a más mal. Y cuando la gente buena está parada y no hace nada mientras reina la maldad, se consumirán sus comunidades.
La paz no es la ausencia de conflicto sino la presencia de alternativas creativas para responder al conflicto, alternativas a respuestas pasivas o agresivas, alternativas a la violencia.