No habría ninguna necesidad de amor si la perfección fuese posible. El amor surge de nuestra imperfección, de que somos diferentes y siempre necesitados de perdón, aliento y de que nos falta la mitad de nosotros mismos y que siempre la estamos buscando, como dice el mito griego, para lograr completarnos a nosotros mismos.
Eugene Kennedy
psicólogo