La mayoría de las escuelas tiene sólo un microondas o sartén para freir, apenas las herramientas necesarias para dar a nuestros hijos alimentos frescos y naturales.
Todas las mañanas mis personajes me saludan con caras brumosas dispuestos, aunque frío, para armarme de valor para el progreso del otro día a través de las deslumbrantes arenas movedizas del pantano de papel en blanco.