Los estereotipos pierden su poder cuando el mundo resulta ser más complejo de lo que sugiere el estereotipo. Cuando nos enteramos de que algunos individuos no encajan en el estereotipo de su grupo, entonces este comienza a desmoronarse.
Si no te gusta el presidente, te cuesta 90 dólares volar a Washington para hacer una huelga. Si no te gusta el gobernador, te cuesta 60 dólares volar a Albany para hacer una huelga. Si yo no te gusto, son 90 centavos.