Primer día. Todo lo que se debe hacer es decir esas palabras y se siente el abrir de las persianas, el aire fresco en la habitación y la luz entrar. En béisbol, ningún otro día está tan lleno de posibilidades. Aún no hay puntajes, ni pérdidas, ni culpa ni decepción. No hay resaca, al menos hasta que termina el juego.
Mary Schmich
periodista