Si acepto a la muerte en mi vida, la reconozco y la enfrento directamente, me liberaré de la ansiedad de la muerte y la mezquindad de la vida, y solo entonces seré libre de convertirme en mí mismo.
Fácilmente puede llegar a pasar que un hombre vanidoso se vuelva orgulloso e imagine que agrada a todos cuando él es en realidad un fastidio universal.