El Humanismo no estaba equivocado en pensar que la verdad, la belleza, la libertad y la igualdad tienen un valor infinito, sino en pensar que el hombre puede conseguirlas por sí mismo sin gracia.
Si la única herramienta que usamos para analizar lo que es valioso es una etiqueta de precio, entonces esas cosas que no tienen etiquetas de precios comienzan parecer que no tienen ningún valor.