Hubo un tiempo en que fumé, pero en 1959 no podía pensar en nada más que en dejar para la Cuaresma, por lo que dejé de hacerlo - y desde entonces no he tenido un cigarrillo.
Sin teléfono. Sin pileta. Sin mascotas. Sin cigarrillos. La verdadera libertad... sin estar contaminado por la civilización, él se escapa y camina solo por la tierra para convertirse Perdido en lo Salvaje.
Tengo un régimen de entrenamiento riguroso. Todos los días hago 3 minutos en una trotadora, luego me acuesto, bebo una copa de vodka y me fumo un cigarrillo.