Sólo el crimen y el criminal, es cierto, se enfrentan a nostotros con la perplejidad del mal radical; pero solo el hipócrita verdaderamente está podrido hasta la médula.
De todas los hipocresías que se expresan en este mundo hipócrita, - aunque la de los hipócritas es la peor, - ¡la hipocresía de la crítica es la más atormentante!
¡Qué hipócritas parece que somos siempre que hablamos de nosotros mismos! Nuestras palabras suenan tan humildes, mientras que nuestros corazones están tan orgullosos.