La gente siempre dice que no cedí mi asiento porque estaba cansada, pero eso no es cierto. No estaba cansada físicamente... No, estaba cansada, de sacrificarme.
Ganar es divertido... Seguro. Pero ganar no es el punto. Querer ganar es el punto. No rendirse es el punto. Nunca ceder es el punto. Nunca estar satisfecho con lo que has hecho es el punto.
No cederemos a la violencia. No seremos privados de la libertad sindical. No estaremos jamás de acuerdo con enviar a la gente a la cárcel por sus convicciones.
En casi cada matrimonio hay un socio egoísta y uno altruista. Un patrón establecido que pronto se vuelve inflexible, de una persona que siempre hace las demandas y una persona que siempre cede.
El compromiso significa que es posible para un hombre a ceder el centro neurológico de su consentimiento para una finalidad o causa, un movimiento o un ideal, que puede ser más importante para él que si él vive o muere.
Me casaría de nuevo si encontrara a un hombre que tuviera quince millones de dólares, me cediera la mitad y que me garantizara que estaría muerto dentro de un año.
El estado natural de la maternidad es la abnegación. Cuando te conviertes en madre, ya no es el centro de tu propio universo. Cedes ese puesto a tus hijos.
Hace sólo siete años hicimos un tratado por el cual se nos aseguró que el país búfalo se debe ceder a nosotros para siempre. Ahora amenazan con tomar eso de nosotros también.
Madison Avenue es una agresión muy potente contra la conciencia privada. Una demanda a la que le cedes tu conciencia privada a la manipulación pública.