La triste y horrible conclusión es que a nadie le importaba que los judíos estaban siendo asesinados... Esta es la lección judía del Holocausto y esta es la lección que nos enseñó Auschwitz.
Paciencia no significa hacer un pacto con el diablo de la negación, ignorar nuestras emociones y aspiraciones. Significa estar comprometido de todo corazón en el proceso que se está desarrollando, en vez de abrir un capullo a la fuerza o pedirle a una oruga que se apresure y termine con esa etapa de crisálida.
A veces la gente no confía en la fuerza de la bondad. Piensa que el amor o compasión o bondad te hará débil y algo estúpido y que se aprovecharán de ella; que no se alzará en defensa de otra gente.
Dedicar algún tiempo a la meditación es una expresión significativa de cuidar de ti mismo que puede ayudarte a sobreponerte al lodo de sentirte indigno de recuperación. Al volverse tu mente más silenciosa y más amplia, puedes empezar a ver los patrones contraproducentes de pensamiento por lo que son, y a abrirte a otras, opciones más positivas.
La felicidad perfecta es una hermosa puesta de sol, la risa de un nieto, la primera nevada. Son las pequeñas cosas las que hacen los momentos felices, no los grandes eventos. La alegría viene a sorbos, no a grandes tragos.