La verdadera manera de ser humilde es no inclinarse hasta que seas más pequeño que tú mismo, sino estar a tu altura real contra una naturaleza superior que te mostrará cuál es la verdadera pequeñez de tu grandeza.
Ningún hombre o mujer puede ser fuerte, suave, puro y bueno, sin que el mundo sea mejor para eso y sin alguien sea ayudado y consolado por la mera existencia de esa bondad.
Triste será el día para cualquier hombre cuando se contente con los pensamientos que esté pensando y las obras que esté haciendo - donde no siempre esté golpeando las puertas de su alma un gran deseo de hacer algo mayor que él sabe que tiene el deber de hacer y fue hecho para llevar a cabo.
Que cada hombre y cada mujer se dé por inmortal. Que reciban la revelación de Jesús en su resurrección. Que digan no solo: 'Cristo ha resucitado', sino también: 'Yo resucitaré'.
La tierra ha envejecido con su carga de atención, pero en Navidad siempre es joven, el corazón de la joya se quema brillante y justo y en su alma llena de música rompe el aire, cuando la canción de los ángeles es cantada.
Es mientras estás pacientemente trabajando en las tareas pequeñas de la vida que el significado y la forma de la gran totalidad de la vida nacen sobre ti.